El Encuentro
A comienzos de la década de los años cuarenta, a instancias del concejal señor Estefanía comenzaron los trámites a través de los cuales el Ayuntamiento logroñés encargó este paso al afamado escultor vizcaíno D. Quintín de Torre. Desde un principio el Ayuntamiento, que encargó el paso sin concurso previo, quiso que el paso fuera una verdadera obra de arte, para así no sólo enriquecer las procesiones de la localidad, sino también el patrimonio artístico local.
En el acuerdo establecido en 1941 se decía que el conjunto debía ser entregado para la Semana Santa de 1944; pero por motivos de salud el imaginero se fue demorando y el proyecto se fue reduciendo hasta llegar al actual compuesto de tres figuras. Por fin, en la tarde del 29 de marzo de 1945, Viernes Santo, se bendijo el nuevo paso antes del comienzo de la Procesión del Santo Entierro. Durante dos años se guardó en la Parroquia de Santa Teresita, siendo portado en 1966 por la Cofradía del Santo Encuentro (antecesora de la de la Flagelación). En 1987 la Cofradía de Jesús Nazareno fue la encargada de sacar a la calle este paso.
Jesús, que lleva la cruz, se encuentra con su Madre, la Virgen, y una de las Santas Mujeres. El paso está sin completar ya que faltan otras dos figuras: otra de las santas mujeres y un soldado romano, que aparecían en el proyecto inicial y no se realizaron por falta de presupuesto.
La anatomía del Cristo está muy cuidada, presentando un rostro muy similar al de un judío, apreciándose sobre todo en la nariz aguileña. Agobiado bajo el peso del madero, carga la cruz sobre su espalda, asiéndola con el brazo derecho, mientras con el izquierdo hace mención de mantener el equilibrio. Los miembros son de grandes proporciones, algo lógico en el caso de un hombre trabajador. La mirada de Jesús se dirige hacia las otras dos imágenes, que se sitúan en un plano visual superior.
Fue en 1946 cuando, en los talleres de Ruperto Grijalba, se elaboraron las andas que debían portar al grupo escultórico, realizado el año anterior. Estas andas no desmerecen el valor artístico de las imágenes, realizadas en madera lacada en blanco y oro, con cuatro grandes y artísticos faroles y ricos faldones de terciopelo con el escudo de la ciudad bordado.
Hasta 1995 fue transportado sobre ruedas, empujado desde el interior. Desde ese año, la Cofradía de la Santa Cruz lo porta sobre ocho grandes varales. En principio de madera, años más tarde se sustituirán por varales de aluminio con el fin de rebajar el peso. En la Semana Santa de 2003 se cambian los varales, pasando a ser llevado sobre dos grandes varas, yendo varios de sus portadores bajo los laterales del paso.
Actualmente, tras varias reformas, el paso es portado en 8 grandes varales por más de 40 hermanos cofrades.